13 de marzo de 2010

¿Es Dios directamente responsable?

No hay evidencia de que Dios haya causado directamente los terremotos modernos. Son, más bien, el resultado de un proceso natural en la Tierra. De hecho, muchas muertes relacionadas con los terremotos se pueden atribuir directamente al hombre... a su codicia. Por ejemplo, los hombres, a pesar de tener conocimiento en contra de ello, han insistido en construir ciudades en zonas inseguras; toleran prácticas de construcción inseguras. La revista Saturday Review afirma: “En las décadas que siguieron al terremoto de 1906 [en San Francisco, California] los gobiernos locales hicieron enmudecer informes de investigación desfavorables y por lo general restaban importancia al peligro para no desanimar la construcción y la inversión.” No es necesario echarle la culpa a Dios por el egoísmo del hombre, ¿no es cierto?



Pero, ¿qué hay acerca del texto bíblico de Job 9:6? ¿No dice de Dios que “está haciendo que la tierra se vaya retemblando de su lugar”? Esto revela que Dios puede hacer temblar la Tierra, pero él no causa directamente todos los terremotos. Sin embargo él ha causado específicamente algunos terremotos en el pasado para adelantar su propósito.


Por ejemplo, el dar el pacto de la Ley en Sinaí fue acompañado por un estremecimiento de la zona. (Éxo. 19:18; Sal. 68:8) Más tarde, él abrió la tierra para tragar las casas de Coré, Datán y Abirán debido a la rebelión de esos hombres en contra de Sus siervos Moisés y Aarón.—Núm. 16:16-35; 26:9-11.


También se dice que Dios hace sacudir la tierra de un modo figurativo. En el libro bíblico de Revelación los terremotos procedentes de Dios se usan para describir grandes trastornos en el sistema de cosas humano terrestre.—Rev. 6:12-17; 16:1, 17-21.


El libro de Ezequiel predice un futuro terremoto causado por Dios. Se menciona en relación con el ataque de “Gog de la tierra de Magog” en contra del pueblo de Dios, que espiritualmente se llama “Israel.” Ezequiel 38:19, 20 dice: “Y en mi ardor, en el fuego de mi furor, tendré que hablar. Seguramente en aquel día un gran temblor ocurrirá en el suelo de Israel. Y debido a mí los peces del mar y las criaturas volátiles de los cielos y las bestias salvajes del campo y todas las cosas que se arrastran que están arrastrándose en el suelo y toda la humanidad que está sobre la superficie del suelo de seguro se estremecerán, y las montañas realmente serán derribadas y los caminos escarpados tendrán que caer, y a la tierra aun todo muro caerá.”


Este capítulo y el que le sigue en la Biblia nos asegura que Dios librará a la Tierra de sus enemigos. Al hacerlo, Jehová, por supuesto, podría realmente ‘derribar las montañas,’ y arrasar “todo muro” en un “gran temblor” literal. Sin duda él hará uso de muchas fuerzas naturales en “el día de pelea y guerra.” (Job 38:22, 23) Pero en cuanto a si este “gran temblor” resultará ser un temblor literal por toda la Tierra o no, esto queda por verse.


Sin embargo, no hay duda de que pronto habrá una sobresaliente intervención divina en los asuntos humanos. La convicción en cuanto a la seguridad de esto no depende de la habilidad del hombre para predecir los terremotos futuros, sino de los acontecimientos —incluso terremotos— que ya han sucedido en nuestro día en cumplimiento de la profecía bíblica. Ahora es el tiempo de actuar sabiamente para salir de la zona de peligro a un lugar seguro... a una condición aprobada por Dios en asociación activa con sus adoradores verdaderos.

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