21 de mayo de 2010

¿Por qué debemos orar incesantemente?

Oren incesantemente. Con relación a todo, den gracias.” 
(1 TESALONICENSES 5:17, 18.)


EL PROFETA Daniel tenía la costumbre de orar a Dios tres veces al día. Se arrodillaba ante la ventana de su cámara del techo, que estaba orientada hacia Jerusalén, y ofrecía sus súplicas (1 Reyes 8:46-49; Daniel 6:10). Aun cuando un decreto real prohibió que se orara a cualquiera que no fuera el rey medo Darío, Daniel no titubeó ni por un momento en continuar con su costumbre. Estuviera su vida en peligro por ello o no, este hombre de oración hacía ruegos a Jehová incesantemente.


¿Qué pensaba Jehová de Daniel? Cuando el ángel Gabriel se presentó ante el profeta para contestarle una oración, le dijo que era “alguien muy deseable”, o “muy amado” (Daniel 9:20-23, Reina-Valera, 1960). Además, en la profecía de Ezequiel, Jehová calificó a Daniel de hombre justo (Ezequiel 14:14, 20). Es evidente que, gracias a todas las oraciones que hizo a lo largo de los años, el profeta llegó a tener una relación muy estrecha con su Dios, lo cual hasta Darío reconoció (Daniel 6:16).


La oración constante también nos ayuda a afrontar pruebas severas. Por ejemplo, pensemos en el caso de Harold King, misionero que fue sentenciado a cinco años de aislamiento en una prisión china. Él contó sobre su experiencia: “Podía estar aislado de mis semejantes, pero nadie podía aislarme de Dios. [...] Por eso, a la vista de cualquiera que pudiera pasar frente a mi celda, me arrodillaba tres veces al día y oraba en voz alta, teniendo presente a Daniel, de quien habla la Biblia. [...] Parecía que en tales ocasiones, el espíritu de Dios guiaba mi mente hacia los asuntos más provechosos y me daba serenidad. ¡Cuánto consuelo y fortaleza espiritual me produjo la oración!”.


La Biblia dice: “Oren incesantemente. Con relación a todo, den gracias” (1 Tesalonicenses 5:17, 18). En vista de este consejo, analicemos las siguientes preguntas: ¿Por qué debemos meditar en el tipo de oraciones que hacemos? ¿Qué razones tenemos para dirigirnos a Jehová constantemente? ¿Qué hemos de hacer si nos sentimos indignos de orar a Dios a causa de nuestras deficiencias?

No hay comentarios:

Publicar un comentario