Al haberse hallado alguna vez ante un hermoso edificio, ¿se preguntó usted quién lo habría construido? Si alguien le hubiese dicho que nadie había hecho el edificio, sino que sencillamente se presentó por sí mismo en el campo de la existencia.
¿Habría creído usted eso? ¡Por supuesto que no! Como dijo un escritor bíblico: “Toda casa es construida por alguien.” Todo el mundo sabe eso. Pues bien, ¿no podemos aceptar la conclusión lógica del escritor bíblico: “El que construyó todas las cosas es Dios”?—Hebreos 3:4.
Considere el universo con los muchos billones de estrellas que lo componen. Sin embargo, todos esos astros se mueven en los cielos según leyes que los mantienen en perfecta relación unos con otros. “¿Quién ha creado estas cosas?,” fue una pregunta que se hizo hace mucho tiempo.
La respuesta que se da tiene sentido: “Es Aquel que está sacando el ejército de ellas aun por número, todas las cuales él llama aun por nombre.” (Isaías 40:26)
¡De seguro sería insensato pensar que los miles de millones de estrellas sencillamente se hicieron a sí mismas y que, sin dirección alguna, formaron los grandes sistemas estelares que se mueven con tan maravilloso orden!—Salmo 14:1.
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