15 de febrero de 2010

Un Dios que merece nuestra confianza

RARA vez se puede confiar en las promesas humanas. A pesar de esto, todavía hay personas en quienes confiamos. ¿Por qué? Nuestra confianza se basa principalmente en el registro que se han hecho de ser confiables y fidedignas. Sabemos que una variedad de cosas podría impedirles que llevaran a cabo lo que han prometido. Pero no permitimos que estas posibilidades impidan que confiemos en ellas.

¿Qué hay de nuestro Creador? ¿No merece mucho mayor confianza? Sí, él nos ha dado base para estar seguros de que nada impedirá jamás el cumplimiento de ninguna promesa suya. En el registro pasado de Jehová Dios como Cumplidor de su palabra no se encuentra siquiera una sola falta. Considere el caso de los israelitas en el tiempo de Josué.


Ellos fueron testigos del cumplimiento de la promesa de Dios de que se les daría la tierra de Canaán... una promesa que se le había hecho a Abrahán el antepasado de ellos más de cuatrocientos años antes. (Gén. 15:13-21) También, en cumplimiento de la promesa que Dios les hizo por medio de Moisés, y con la ayuda y protección que Dios les dio, lograron tomar posesión de Canaán a pesar de la feroz oposición de naciones más fuertes. (Deu. 7:17-21; 11:23)

Reflexionando en lo que Jehová Dios había efectuado, Josué pudo decir a los israelitas: “No falló ni una promesa de toda la buena promesa que le había hecho Jehová a la casa de Israel; todo se realizó.”—Jos. 21:45.

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