17 de febrero de 2010

Haga que la meditación sea placentera

A ALGUNAS personas les intimida la idea de meditar. Piensan que es una tarea fatigosa que exige mucha concentración, y es posible que también se sientan culpables por no hacerlo, sobre todo cuando leen que meditar es importante (Filipenses 4:8).

Ahora bien, reflexionar en las verdades que hemos aprendido sobre Jehová, sus hermosas cualidades, sus impresionantes logros, sus requisitos y su glorioso propósito puede y debe ser una forma muy agradable de usar el tiempo.

¿Por qué?  Jehová es el Gobernante Supremo del universo y está muy activo cumpliendo su grandioso propósito (Juan 5:17). No obstante, se interesa por los pensamientos de cada uno de sus siervos.

El salmista David lo sabía, y por eso escribió bajo inspiración divina: “Oh Jehová, tú me has escudriñado completamente, y me conoces. Tú mismo has llegado a conocer mi sentarme y mi levantarme. Has considerado mi pensamiento desde lejos” (Salmo 139:1, 2).


Al principio, es posible que alguien vea estas palabras de forma negativa y piense: “Aunque Dios se encuentra ‘lejos’, está al tanto de todo mal pensamiento que pasa por mi mente”. Pero saber esto en realidad nos beneficia, pues nos ayuda a luchar contra esos malos pensamientos y, cuando los tenemos, a confesárselos a Dios con total confianza en que él nos perdonará sobre la base de nuestra fe en el sacrificio redentor de Jesús (1 Juan 1:8, 9; 2:1, 2).

Sin embargo, también debemos recordar que Jehová examina a sus adoradores de una forma positiva y presta atención cuando pensamos en él con gratitud y aprecio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario