25 de febrero de 2010

¿Le escucha Dios cuando usted ora?

UN JEFE de Estado decide si va a delegar un asunto, o va a encargarse de él personalmente. Del mismo modo, el Gobernante Soberano del universo tiene la opción de determinar el grado de su envolvimiento personal en algún asunto. Las Escrituras enseñan que Dios ha optado por atender personalmente a nuestras oraciones y por eso nos dicen que las dirijamos a él. (Salmo 66:19; 69:13.)



Lo que Dios opta por hacer en este asunto revela su interés personal en las oraciones de sus siervos humanos. En lugar de disuadir a su pueblo de expresarle todos sus pensamientos y preocupaciones, los exhorta así: “Oren incesantemente”, “perseveren en la oración”, ‘arrojen su carga sobre Jehová mismo’, ‘echen sobre Dios toda su inquietud’. (1 Tesalonicenses 5:17; Romanos 12:12; Salmo 55:22; 1 Pedro 5:7.)

Si Dios no hubiera querido prestar atención a las oraciones de sus siervos, jamás habría hecho posible ese acceso a él ni los habría animado a usarlo libremente. Por consiguiente, el que Dios haya optado por permitir que su pueblo lo aborde en cualquier momento es razón para confiar en que de veras escucha. Sí, él toma en consideración cada una de las oraciones de sus siervos.


No debe pasarse por alto el hecho de que la Biblia dice claramente que Dios escucha la oración. Por ejemplo, el apóstol Juan escribe: “Esta es la confianza que tenemos para con él, que, no importa qué sea lo que pidamos conforme a su voluntad, él nos oye”. (1 Juan 5:14.) El rey David se refirió a Jehová Dios como el “Oidor de la oración”, y afirmó confiadamente: “Él oye mi voz”. (Salmo 55:17; 65:2.)






Así que, aunque el orar es indudablemente beneficioso en sí mismo, las Escrituras muestran que hay mucho más implicado cuando ora una persona justa. Alguien escucha. Ese que escucha es Dios. (Santiago 5:16-18.)

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