“En cuanto a nosotros, amamos, porque él nos amó primero.” (1 JUAN 4:19.)
¿CUÁNTO valoramos saber que se nos ama? Desde la niñez hasta la edad adulta, los seres humanos necesitamos amor para ser felices. ¿Hemos observado a un bebé en brazos de su cariñosa madre?
¿CUÁNTO valoramos saber que se nos ama? Desde la niñez hasta la edad adulta, los seres humanos necesitamos amor para ser felices. ¿Hemos observado a un bebé en brazos de su cariñosa madre?
Suceda lo que suceda a su alrededor, cuando fija su mirada en los ojos de su sonriente y afectuosa mamá, está tranquilo y en paz a su amparo. ¿Recordamos cómo nos sentíamos durante los complicados años de la adolescencia?
Es probable que en ocasiones no supiéramos qué queríamos ni qué nos pasaba; sin embargo, era vital saber que nos amaban nuestros padres. ¿Verdad que era útil contar con que podíamos hablarles de cualquier problema o inquietud? En realidad, una de las mayores necesidades que tenemos a lo largo de la vida es sentirnos amados, pues reafirma nuestra valía.
Aunque, sin lugar a dudas, el cariño inagotable de los progenitores contribuye al buen desarrollo y equilibrio de la persona, tener la seguridad de que nuestro Padre celestial, Jehová, nos ama, es mucho más decisivo en nuestro bienestar espiritual y emocional.
Quizá algunos lectores no hayan experimentado el cariño paternal. Si ese es su caso, cobre ánimo. Aun cuando no haya recibido tal afecto o este haya sido inadecuado, le compensará el amor leal de Dios.
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