23 de febrero de 2010

Un joven confía en Dios

Durante esta guerra de nervios, un joven que ya ha sido ungido para convertirse en rey de Israel visita a sus hermanos en el campamento de Saúl. Se trata de David. Al oír a Goliat, pregunta: “

¿Quién es este filisteo incircunciso para que tenga que desafiar con escarnio a las líneas de batalla del Dios vivo?” (1 Samuel 17:26). A los ojos de David, Goliat representa tanto a los filisteos como a sus dioses. Con justa indignación, el joven desea representar a Jehová y a Israel y luchar contra el gigante pagano.

Pero el rey Saúl le dice: “Tú no puedes ir contra este filisteo para pelear con él, porque solo eres un muchacho” (1 Samuel 17:33).

¡Qué actitudes tan diferentes muestran Saúl y David! Saúl ve a un joven pastor enfrentado a un gigante cruel. David, sin embargo, ve a un hombre que desafía al Señor Soberano Jehová. Su valor se basa en la convicción de que Dios no va a dejar sin castigo a quien se burle de Su nombre y Su pueblo.


Aunque Goliat se jacta de su fuerza, David cifra su confianza en Jehová, pues valora la situación desde el punto de vista de Dios.

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