18 de marzo de 2010

El excelente ejemplo de Jesús

Un excelente ejemplo que prueba que el amor verdadero es remunerador es el del Hijo de Dios, Jesucristo. Él ama a su Padre celestial, y ese amor ha impulsado a Jesús a hacer la voluntad de Jehová cueste lo que cueste. (Juan 14:31; Filipenses 2:5-8.) Jesús siguió mostrando su amor a Dios aunque eso a veces significó que tuvo que suplicar a su Padre “con fuertes clamores y lágrimas”. (Hebreos 5:7.)



¿Fue recompensado Jesús por tan abnegado amor? ¡Sí, lo fue! Piense en el gozo que él derivó de todas las cosas buenas que hizo durante su ministerio de tres años y medio. ¡Cuánto ayudó a la gente, tanto en sentido espiritual como en sentido físico! Sobre todo, al demostrar que un hombre perfecto podía mantenerse íntegro a Dios perfectamente a pesar de todo lo que Satanás pudiera hacer contra él, Jesús tuvo la satisfacción de probar que el Diablo es un mentiroso.

Además, como siervo fiel de Dios, Jesús recibió la gran recompensa de la inmortalidad al ser resucitado para vivir en los cielos. (Romanos 6:9; Filipenses 2:9-11; 1 Timoteo 6:15, 16; Hebreos 1:3, 4.) Y ¡qué maravillosos privilegios tiene ante sí en Armagedón y durante su Reino Milenario, cuando el Paraíso será restaurado a la Tierra y se resucitará a miles de millones de personas! (Lucas 23:43.) No hay duda alguna de que para Jesús el amor verdadero ha sido remunerado

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